Con sólo decir ésto, nos acordamos enseguida de aquel reloj floral que había en la Plaza de España, frente a la Diputación. Recuerdo de niño, cuando iba en el autobus, en la línea "Plaza España-Balneario", como al llegar a la parada inicial, dábamos la vuelta a ese gran reloj y además de fijarme en la hora, reparaba en sus números tan cuidadosamente recortados. Al final, quizás por el mecanismo, o por la falta de atención, ese reloj parado terminó desapareciendo. |