Foto: © José Mª. Collantes González

A esta hermandad pertenecieron personas de gran relieve en la ciudad. Siempre se la conoció por la cofradía de los Dolores, ya que su primitiva fundación en 1644 fue sobre la Virgen Dolorosa existente en el Monasterio. Posteriormente se incorporó el Santo Cristo de la Salud, imagen de gran raíz y fervor en la ciudad, y que tenía la devoción del Primer Viernes de Marzo, que esta hermandad restauró en su reorganización. La imagen del Santo Cristo de la Salud se encuentra hoy día en el Asilo de San José. La primitiva imagen de la Virgen es la actual de la Esperanza de la Yedra.

Al ser clausurado el convento de Belén, situada en la plaza de su nombre en el Barranco, las imágenes de la cofradía pasaron a San Lucas y todos los enseres se distribuyeron; la imagen de Nuestra Señora de Belén pasó a la Colegial, donde se venera en la Capilla Bautismal. Después de muchas vicisitudes, llegaron las imágenes primitivas de la cofradía al Asilo San José, donde la imagen de la virgen fue robada, quitándoles sus lágrimas, que eran brillantes. Las religiosas compraron dos figuras nuevas de Olot, las de San Juan y la Virgen. Se desconoce el paradero del San Juan y la Santísima Virgen pasó a una galería alta.

Foto: © José Mª. Collantes González María Santísima de los Dolores

Cuando el Corregidor Eguiluz dctó el bando referente a que los hermanos de las cofradías debían destaparse la cara al ponerse el Sol, esta cofradía cambió su horario para salir a las tres de la tarde y estar de regreso antes de la puesta de sol, y así hacer el lavatorio de disciplinantes. Siempre fue cofradía de rigurosa penitencia y en su cortejo vestían el hábito nazareno muchos sacerdotes y religiosos.

Poseía un mangífico Lignum Crucis en plata repujada y pedrerías que se veneraba juntamente con el Santo Cristo el Primer Viernes de Marzo, hoy sin localizar. Siempre hizo estación en la tarde del Miércoles Santo. La actual imagen de la Virgen es la antigua del Traspaso del Nazareno, que sacaba cuando estaba en su capilla de las Animas del Compás de San Francisco, donde hoy está la Plaza de Abastos y que estaba abandonada en un camarachón en San Juan de Letrán. Sus primitivas reglas estaban aprobadas por el Real Consejo de Castilla.