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Historia: Edad Moderna
La iglesia en Jerez durante el siglo XVI (Jerez de la Frontera)
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Cadiz:La Cartuja de Jerez
La Cartuja de Jerez

La realidad de estos conventos era muy diversa. Algunos, como Santo Domingo o La Cartuja, poseían muchas propiedades inmobiliarias y tributos, lo que les permitió construir magníficos edificios y atesorar valiosas obras de arte. El resto alternaba periodos de bonanza con otros, coincidentes con las grandes crisis de subsistencia, en que no tenían que comer.

Hay que destacar la implicación de la iglesia en los graves problemas que vivía la sociedad jerezana del momento. En su seno van a surgir hospitales, para atender la inexistente asistencia sanitaria, asilos, colegios y cofradías que aglutinaban a diversos grupos (en muchos casos gremiales) que se ayudaban entre sí.

Dentro de los hospitales cabe citar como los más importantes los de la Misericordia, situado en lo que hoy es Plaza del Progreso, el del Pilar, al final de la actual calle San Agustín, y el de la Sangre, cuyo edificio aun sigue en pie. A finales del siglo XVI, y en vista de obtener un mejor aprovechamiento de los recursos disponibles, todos los hospitales jerezanos se redujeron en el de La Candelaria, fundado por San Juan Grande.

La religiosidad era vivida intensamente, con un sentimiento rayano en la superstición. Entre las mercancías que llegaban a Jerez no cesaban de entrar bulas y reliquias, y, ante la escasa presencia de médicos (hubo ocasiones en que no había ninguno en todo Jerez) y a sus prohibitivas tarifas, el culto a los santos abogados contra las enfermedades estaba muy extendido. Así no debe extrañarnos que existiera una gran devoción a San Sebastián y San Roque, abogados contra la peste, Santa Lucía, contra las enfermedades de los ojos, o la Virgen de Candelaria, a la que rezaban las mujeres para conseguir superar la cuarentena tras el parto.

Las fiestas religiosas se celebran con gran esplendor, siendo la más importante el Corpus Christi, cuando todos los ciudadanos se echaban a la calle para participar en un acontecimiento piadoso con un gran componente lúdico.

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