Foto: © Archivo CadizNet Detalle de la magistral imagen del Cristo de la Buena Muerte

Fue la única cofradía de penitencia fundada durante el siglo XIX, pues los datos acerca de ella dicen que arranca la fundación del año 1894, celebrando las primeras elecciones en 1895, el día 4 de diciembre.

Y el fin de la fundación fue dar culto al Santo Cristo crucificado que estaba en San Agustín y que carecía de una corporación propia que le diera culto y lo sacar durante la Semana Santa.

El Santo Crucificado - una talla impresionante- es una obra del escultor Alonso Martínez, un artista que trabajó en Cádiz tanto en la vieja catedral, en la imaginería de su retablo mayor, como en el templo de los jesuitas y en este mismo de San Agustín, donde las tallas hoy situadas en el altar mayor, doradas en pasadas fechas neoclásicas, son obras de él.

Y para acompañar al Santo Cristo, se piensa en una dolorosa que para ese fin fue cedida, advocada del Mayor Dolor; obra del valenciano Ignacio Vergara y aunque es una cofradía eminentemente cristífera, el paso de la cotitular - espléndido en plata y negro- acompaña muy bien con su extenso barroquismo al severo del Cristo, cuatro hachones y unos lirios a los pies del crucificado.

La talla del Señor de la Buena Muerte, fue mandado a realizar en el año 1649, por el padre Alonso Suárez, que pagó por la hechura 300 ducados. Se mandó hacer para que presidiera la capilla de los enterramientos de los frailes agustinos, por lo que se llamaba el Cristo de Ánimas.