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Historia: Edad Contemporánea
La gran explosión de 1947 (Cádiz)
Apartado: 
El falso amanecer
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Cadiz:

Quienes vivieron aquellos momentos y tuvieron la fortuna de no sufrir en sus carnes la onda expansiva, suelen relatarlo siempre de igual manera. Primero fue el resplandor: una luminosidad como de amanecer, seguida de una luz dispersa anaranjada que terminó por poner el cielo de color rojo. Desde algunas localidades de Huelva y Sevilla llegó a divirsarse el resplandor de la explosión. Luego, el gran estruendo seguido del ruido de cristales, el desplome de los edificios, y gritos de pánico y de lamento.

La luz eléctrica se cortó de inmediato. En la oscuridad de la noche recién caída, el miedo se adueñó de la población. Enseguida comenzó a extenderse el rumor: se esperaba una explosión aún mayor. La gente comenzó a correr como pudo, entre cristales y escombros, hacia los espacios abiertos, los descampados y las playas. Muchos de ellos buscaban un sacerdote o bien rezaban sus oraciones de rodillas, pensando que tal vez vivían el último día de su vida.

Los hospitales comenzaron a llenarse de cuerpos heridos y mutilados. Algunas versiones sostienen que en el Hospital de Mora fueron atendidas más de 10.000 personas con motivo de la explosión. Hasta unas horas después, las autoridades locales no comenzaron a tomar el pulso a la situación, y a ordenar las primeras ayudas que llegaban de las localidades vecinas: Médicos de los centros de salud de la provincia, otros que veraneaban en localidades vecinas, automóviles y furgonetas cargados con mantas y alimentos, etc.

Autor: Juan Luis Candón