Venerable Cofradía de Penitencia de Nuestro Padre Jesús, Primera Compañía Espiritual del Santo Rosario y Coro del Ave María, Venerable, Antigua e Ilustre, Lasaliana, Franciscana, Vicenciana, Pontificia y Real Archicofradía Sacramental de Ntra. Sra. de la Palma Coronada, Agregada a la del Santísimo Nombre de María de la Corte de Roma y del Santísimo Cristo de la Misericordia y María Santísima de las Penas

Foto: © E. Christian Moreno

Tiene tantos títulos que resulta casi imposible poder escribir y hablar de todos en este pequeño espacio impuesto por el tiempo siempre tiránico.

Pero basta decir que la cofradía de la Palma, pues todo el mundo sabe que nos estamos refiriendo tanto a la de pasión como a la de gloria dedicada a dar culto a la Virgen de la Palma, la patrona del castizo barrio de la Viña.

Y esta singular corporación, joven y ya muy incardinada en toda la ciudad por su buena andadura y su correcto ejemplo, tiene a sus titulares tan entronizados en el corazón del barrio, que es una dignísima estampa de la mejor especie, ver la salida y la entrada y el recorrido así como la salida en noviembre de la popular y devota Virgen de la Palma, cuando, rodeada de angelitos, enfila su calle de la Palma y se dispone a recorrer su barrio por antonomasia.

El Santo Cristo de la Misericordia es una talla que conserva de la primitiva la cabeza, puesto que el cuerpo fue uno nuevo tallado por Francisco Buiza y que salió por primera vez en la Semana Santa de 1969. La Virgen de las Penas es una hermosa dolorosa que, procedente del derruido convento de Santa Catalina de Alejandría, fue cedida a la cofradía para su culto, siendo una preciosa talla de candelero del escultor malagueño Fernando Ortiz, un imaginero del siglo XVIII, igual que fue el que talló el Santo Cristo, un imaginero genovés del mismo siglo de los muchos que vivían en Cádiz enriqueciendo los templos gaditanos con sus obras.

Y así va el Lunes Santo gaditano, entre la Alameda, la Viña y San Francisco, deshojando la incógnita de cuál de las cuatro cofradías va mejor, pues es difícil de aclarar cuando las cuatro van cada vez mejor y el día cierra su ciclo ya en el Martes Santo, cuando la apoteosis alcanza su cénit en la recogida de la Viña, un acontecimiento vivido y sentido por miles de gaditanos