Foto: © P.Lima San José (Muro de la Epístola)

Para deleite del buen observador y amante de la pintura, esta iglesia conserva una buena colección de lienzos que se distribuyen a lo largo de sus naves, algunos de ellos de gran calidad y mérito artístico.

En la nave de la Epístola, junto al altar de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro -pintura moderna sobre tabla que imita los iconos bizantinos-, nos encontramos con la que es sin duda la obra pictórica cumbre de este recinto, "San José con el Niño y San Juanito", obra de Meneses Osorio (s. XVII); la composición, la dulzura de los rostros, ese encanto y sutileza, la delicadeza de las pinceladas y su buen hacer recuerdan los cánones establecidos por el gran Murillo, su maestro.

En la misma nave existe un cuadro barroco de San Andrés, de buena factura, en el que se representa con la cruz aspada de su martirio -representación ésta que aparece en el lateral izquierdo sobre el paisaje que le enmarca-. Sobre la puerta del campanario descansa un San Fernando rey, fiel copia de Murillo, y en el coro alto un lienzo de enormes proporciones que representa el prendimiento de Jesús, en el que se intenta alcanzar el efectivismo típico del último tercio del s. XVII.