Foto: © Archivo CadizNet Parque Genovés

En esta cofradía -la de los estudiantes gaditanos, que ya tenemos gracias a Dios Universidad- una excepción entre todas las de Semana Santa de Cádiz, pues tiene el Caído sus peculiaridades muy propias y su sello en el desfile, en la capilla y en los estatutos.

Nacida al amparo de los carmelitas, la talla del Caído es una escultura debida a Láinez, y la de la Virgen de los Desamparados, a José Rivera García, un buenísimo escultor y restaurador sevillano que hace una dolorosa siguiendo las directrices marcadas por Astorga en la talla de las Angustias sevillana, igualmente universitaria.

Joven y levantada por jóvenes, va y viene por los vaivenes de la vida, salvando dificultades y venciendo intransigencias.

Atenta a cualquier manifestación de la ciudad, devota de la patrona, a Ella le dedicó marcha e himno. Siempre pendiente de cualquier atención que requiera la custodia del Corpus, allí está el Caído y sus gentes engalanándola y preparándola para la procesión del Corpus y, como sacramental que es, allí en la capilla, procura tener el sagrario siempre engalanado y preparado para recibir la adoración de sus hermanos.

El Martes Santo gaditano, se vive en el Mentidero y en el Parque de Genovés y en toda la ciudad cuando el Caído, musa de poetas, musa de escritores, musa de los artistas, va camino de la catedral caído sobre un monte de claveles con la blanca túnica tan peculiar ya en dos nazarenos gaditanos...