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Tradiciones: Semana Santa
Cuatro siglos de pasión
Siglo XVI
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Cadiz:El Cristo de la Vera-Cruz, durante su estación procesional en el incomparable marco de la catedral gaditana
Foto: © E. Christian Moreno
El Cristo de la Vera-Cruz, durante su estación procesional en el incomparable marco de la catedral gaditana

Y la Vera-Cruz, Inmemorial, Ilustre y Venerable Cofradía, se funda en 1596 en el convento franciscano de Ntra. Sra. de los Remedios por el guardián del cenobio Fray Juan Navarro, para dar culto no a éste espléndido crucificado napolitano que hoy contemplamos, sino a otro antiguo Cristo de papelón. Luego viene de Nápoles en 1773 el actual crucificado atribuído a Giusseppe Picano, bellísima muestra de imaginería y sobre el precioso y gaditano paso de ayer y sobre el suntuoso y barroco paso de hoy, sigue haciendo su estación anual a la catedral. Bello como un lirio de pasión, solo en el paso, alumbrado por las airosas caracolas, sobre monte amoroso de claveles o de lirios, la Vera-Cruz, erguido, camina en la tarde-noche del Lunes Santo gaditano camino de la catedral y del recorrido que ha de cubrir para cumplir lo estipulado en las reglas y estatutos. La devoción a la Vera-Cruz, o sea, a la verdadera Cruz, es de raíces franciscanas y los templarios dedicaron numerosos templos a esta devoción pasionista que quiere acercar a los fieles el descubrimiento por la emperatriz Elena, luego Santa Elena, la madre del emperador Constantino, de la verdadera cruz donde fue crucificado el Redentor. Y es el verde el color de la cofradía aunque ahora tengan túnicas negras y sea una cofradía de negro.

Desde siempre, fue una corporación muy devota y muy enraizada en la aristocracia gaditana y la nobleza quiso ver sus nombres en el listado de hermanos y así fue hasta que perdió cierto esplendor durante los años cuarenta de esta centuria, pero ha vuelto, pujante y gloriosa, a ocupar el lugar que le correspondía.

Autor: Ángel Mozo Polo
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