Grabado del año 1713 que muestra un relicario en el cual, además del Lignum Crucis, se contienen otras reliquias. (Colección particular)

Santa Elena, una vez autentificado el hallazgo, lo dividió en tres partes ; el principal se quedó en Jerusalén, el segundo trozo fue destinado a Constantinopla y el tercero lo llevó a Roma. Posteriormente, muchos pequeños trozos fueron dispersados como regalo a reyes y a otras iglesias para que poseyeran reliquias de la santa cruz.

Los primeros datos que se encuentran en España en torno al culto a la reliquia de la Cruz de Cristo es la consagración de una iglesia de la Vera Cruz, a principios del siglo XIII en Segovia. La iglesia pertenecía a los Templarios y ellos pudieron traer dicha reliquia de Tierra Santa. El Papa Honorio III, por bula de 1224 concede la reliquia Lignum Crucis. En el siglo XIV esta devoción cobra más auge, extendiéndose su veneración a estamentos oficiales, reyes y personajes importantes de la época. Todo esto hace que aparezca la cofradía penitencial en el siglo XV, en Castilla, como cofradías de la Vera Cruz. Son estas cofradías, en la mayoría de los lugares, las más antiguas y con aparición sobre todo en Castilla, Andalucía y Murcia.

Durante la segunda mitad del siglo XV comienzan a fundarse las cofradías de la Vera Cruz en conventos franciscanos.